VESTIMENTA DE LOS SARAGUROS


El pueblo saraguro, de nacionalidad indígena Kichwa, marca su presencia a lo largo de la provincia de Loja y trae en su memoria una vestimenta que se ha acoplado en armonía con su territorio y se ha transformado en relación a los procesos históricos.
Los colores de la vestimenta en uso casi exclusivo del blanco y negro, han llevado a varias interpretaciones que, según Ángel Japón, saragureño docente de la Universidad de Cuenca, parten de prejuicios y apreciaciones particulares de los que observan.

 Varones

En el caso de la vestimenta de los varones saragureños, lo que generalmente llama la atención son los pantalones hasta la canilla. Japón explica que es más parte de un proceso de afrancesamiento. “Originalmente los pantalones eran largos, pero en la extención de conquista se da un proceso de afrancesamiento, y es de recordar que por el siglo XVI los franceses usaban los pantalones hasta la canilla”.
La misma explicación tiene el trenzado del cabello. El docente advirtió que “los dibujos de los cronistas recrean a nuestra gente con el cabello suelto y agarrado con cintas. La trenza era parte de un proceso que ellos llamaban civilización”.
Según el libro Saraguros Fiesta y Ritualidad, la vestimenta muestra un cambio evidente en la década de los 50. Antes de esta década en el torso los varones usaban una especie de chaleco llamado cushma y sobre esto el poncho. “Pero desde la década de los 50, por los procesos normales de modernización, se agrega a la vestimenta la camisa blanca”, explicó Japón.
A esto se suma un cinturón negro de cuero con perillas de plata y arriba de los pantalones tradicionalmente se coloca un samarro de color blanco

 Mujeres

La aparición de las blusas bordadas y llenas de colores, al igual que en el caso de los varones, aparecen en la década de los 50. Antes de esto las mujeres se cruzaban dos bayetas de hilo de lana de borrego del hombro izquierdo a la parte derecha de la cadera y de hombro derecho a la zona izquierda de la cadera.
Sobre estas bayetas, y aún se mantiene es el reboso, que actualmente se usa sobre la camisa y que es atado con un tupo, una finísima pieza de plata que originalmente tenía el diseño de un sol.
En la parte baja las mujeres usan una pollera llana y larga hasta el tobillo, sobre ella un anaco negro hecho con lana de borrego prensado.
En el caso de los sombreros, Albuja sostuvo que no es de uso ancestral, si no que más bien aparece en la colonia, “sin embargo son unas joyas bellísimas que tienen gran significado y los originales pueden llegar a pesar hasta una libra y media”, mencionó.

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